
El equipo de científicos de Reino Unido que ha logrado tal hazaña ha elegido la orina por ser un combustible que abunda, y que siempre viene con nosotros, por lo que se convierte en una solución perfecta para el sempiterno problema de la carga de los móviles, especialmente de los smartphones.
Investigadores de la Universidad del Oeste de Londres realizaron pruebas con un modelo de Samsung, consiguiendo mandar un mensaje de texto, hacer una llamada e incluso navegar por internet gracias al uso de celdas de combustible biológicas que convierten desechos en energía eléctrica. En esta ocasión, eso sí, se trata de desechos humanos, cuya aplicación en teléfonos es toda una novedad.
Así fue cómo se hizo
¿Pero, cómo lo hicieron? Cultivaron bacterias que, al romper los componentes químicos de la orina a su paso por unos cilindros de cerámica -donde se encontraban éstas-, generó una carga eléctrica. Una vez almacenada, puede utilizarse directamente para cargar el teléfono u otro dispositivo.

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